Las Arepas de Maita: 10 pasos fáciles para hacer arepas

Las Arepas de Maita

 

Hay un mercado cerca de nuestra casa, en donde venden hortalizas frescas cultivadas localmente, por muy buenos precios. Por ejemplo, pimientos verdes, rojos y amarillos por $ 0.69 cada uno, o bolsas de zanahorias grandes por solo $ 1.

 

Es genial para mi esposo y para mí, porque presupuestamos una cierta cantidad de dinero cada semana para comida, y también porque nos permite comprar productos frescos para alimentarnos saludablemente.

 

La semana pasada compramos maíz dulce fresco – mi esposo tenía la intención de hacer “grits” o pan de maíz.

 

No lo hizo.

 

Sin embargo, cuando vi las mazorcas me recordó un tiempo en mi niñez, cuando viví en Venezuela. Me recordó a mi abuela, Isabel. Nosotros la llamábamos “Maita”.

 

Recuerdo visitar a Maita sabiendo que iba a cocinar arepas, un pan venezolano hecho con harina de maíz, más grueso que una tortilla, pero más delgado que un bísquet.

 

Ella cocinaba algo diferente cada visita, pero algo que permaneció constante en su cocina fueron: las arepas. Y cuando Maita cocinaba arepas, las hacía desde cero.

 

Maita era una mujer de campo, pero vivía en una pequeña ciudad, Cabudare; así que su casa no era como el campo en donde creció. Pero tenía un tipo “granja miniatura” en el patio trasero de la casa. Tenía patos y gallinas, todo tipo de hierbas y verduras, varios árboles frutales… Todo en pequeña escala, en comparación con la parcela que ella y mi abuelo, Abuelito Gabino, poseían en otra zona. Tenía un molino en la esquina de la pesada mesa de madera roja en el área del comedor. Lo usaba para moler café, maíz, carnes y granos frescos.

 

Mis hermanos y yo peleábamos por ver a quién le tocaría moler maíz y café para ella. Cada vez que llegamos a su casa, y veíamos el maíz o los granos de cafe sobre la mesa, nos emocionábamos con la idea de usar el molino! Ahora veo que sutilmente nos estaba haciendo trabajar para ella, pero en ese momento, sólo pensamos que era divertido.

 

Así que una vez que el maíz se molía, ella hacía una especie de masa (harina de maíz), a la que le agregaba un poco de agua salada y la mezclaba. Nunca utilizó medidas, cocinaba “a ojo de buen cubero”, siguiendo solamente olores y sabores. Incluso si hubiera habido una receta, ella no la habría podido leer. Maita creció en una era de dictadura en Venezuela. Una época en la que a las mujeres no se les permitía asistir a la escuela, por lo que nunca aprendió a leer ni a escribir.

 

Pero no era ninguna tonta, y NADIE podía tratar de hacerla tonta. Aunque no podía leer frases de un libro, podía leer a la gente, y sabía cuando otros trataban de engañarla o “pasarse de vivos”; lo cual, conforme fue envejeciendo, muy rara vez ocurrió. La gente empezó a respetarla (y algunos a temerla ja!) por su franqueza, firmeza y obstinación.

 

Ella, para mí, era la prueba de que nada puede limitarte excepto tu mismo, y tu actitud ante la vida.

 

Así que, una vez que la mezcla ya molida se convirtió en masa, la moldeaba en pequeñas bolas, y las aplastaba dándole forma circular a la arepa con sus manos. Sus manos eran como décadas de lecciones de vida, y grandes reuniones familiares.

 

Como una mujer joven, adoptó cuatro de sus sobrinos y sobrinas, después de que su madre – su hermana Licha – murió. Así, durante sus veintes, Maita cuido a su madre y cuatro hijos, todo por sí misma. Luego, se casó con mi abuelito Gabino, alrededor de sus 30 años de edad. Durante años, antes del matrimonio, perfeccionó sus habilidades culinarias por necesidad. Usaba las manos para todo.

 

Recuerdo que cada una de sus arepas, tenía marcas de los pequeños pero fuertes dedos de Maita. Sus dedos eran tan fuertes como su voluntad – una voluntad que decidió, que la vida no iba a determinar su éxito, o el éxito de sus hijos. Una voluntad que nunca le permitió renunciar. De hecho, una vez casada, ella y abuelito Gabino tuvieron 3 hijos y una hija. (Uno de ellos mi padre). De los cuales, Todos fueron a la universidad, se graduaron y formaron sus propias familias.

 

Ella me demostró, que tus propias limitaciones no tienen que ser las limitaciones de tus generaciones venideras. Ella cocinaba las arepas en un “budare” (sartén seco o plancha), y nunca usaba una espátula, recuerdo que volteaba cada arepa con sus manos.

 

Incluso, utilizaba sus manos para distinguir si las arepas estaban bien cocidas. Ella tenía una manera especial para saber cuando cada arepa estaba lista, – las tomaba con sus manos, y les daba golpecitos con su dedo. Determinaba el grado de cocción de acuerdo al sonido que emitían al golpe.

 

Siempre hacía 2 arepas gigantes para el almuerzo de mi Abuelito, e incluso, cuando no estábamos allí para “ayudarla” a cocinar, comíamos sus arepas porque cada día nos enviaba una porción de ellas con mi padre. Ella vivió hasta sus ochentas, y murió el 29 de agosto de 2007, sólo unos años después de que mi familia se mudó a México.

 

A Maita le gustaba cocinar. Le encantaba cocinar arepas. Pero sobre todo, le encantaba cocinar arepas para nosotros. Era una de sus muchas maneras de demostrar cuánto nos amaba… Siempre la llevo conmigo en mi corazón.

 

Ahora, voy a darte un tutorial rápido de cómo hacer arepas como Maita (sin el maíz molido fresco)!

 

 

* (En Estados Unidos o en otros paises: Busca harina PAN en tiendas con productos latinoamericanos, o en cadenas de supermercado grandes con extensa selección de productos internacionales).


Cómo hacer arepas en 10 pasos sencillos (Tutorial con guía en fotos)

1. 1 Taza de agua tibia (esto es suficiente arepas para 2 personas) en un tazón de mezclar de tamaño mediano.

2. Agrega una cucharadita de sal al agua tibia.

3. Mezcla lentamente Harina PAN. En el agua

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Amasa hasta que este suave sin grumos.

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Hasta que espese (en la consistencia como puré de papas).

4. Deja reposar durante unos minutos mientras enciendes la estufa o la plancha a fuego medio-bajo y preparas el sartén antiadherente

5. Forma bolitas con la masa

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6. Aplana la bolita formando la arepa.

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7. Coloca las arepas sobre un “budare” (plancha o sartén) a fuego medio-bajo

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8. Cocina aprox. 7 minutos en cada lado (esto realmente depende del sartén.

Compara con la foto abajo, para que la arepa se parezca)

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y tápalas para mantener la humedad

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9. Retira del fuego una vez que estén listas. Sabrás que lo están cuando al darles golpecitos en el centro emiten un sonido hueco (Vee el video)

Cuando las arepas están listas 

10. Toma una arepa. Córtala por una de las orillas con un cuchillo, abriendo con cuidado, rellena con mantequilla, queso, carne, o cualquier cosa que desees y buen provecho!

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Frijoles rojos y arroz estilo Nueva Orleans

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El otro día, Joha y yo estábamos caminando en uno de los pasillos del supermercado buscando arroz, que por cierto, se ha convertido en un producto esencial en nuestra casa.

 

Al tomar el arroz del estante, noté que había bolsas de frijoles rojos cerca – viviendo en el sur de Luisiana, estos artículos son bastante combinables.

 

Para aquellos que no están familiarizados con este deleite sureño, con influencia netamente criolla (o creole), los frijoles rojos y arroz es una comida muy común en toda Luisiana y Mississippi. En particular, se sirve en las cafeterías de las escuelas, generalmente los lunes.

 

¿Por qué los lunes? Bien, históricamente en el sur, los domingos se hacían comidas grandes para la familia después de la iglesia. Generalmente, consistía en una pieza grande de jamón, cocinado con diferentes tipos de vegetales. Los lunes, cuando los hombres volvían a trabajar, los niños volvían a clases, las mujeres (amas de casa), dedicaban ese día para lavar toda la ropa de la semana. De esta forma, el primer día de la semana, las madres de familia, reutilizaban el hueso del jamón sobrante del domingo, y lo cocinaban con frijoles rojos en la estufa todo el día, mientras estaban afuera de la casa lavado. Es por eso que los frijoles rojos y el arroz son conocidos en el sur como un plato de lunes.

 

Como yo estudie en casa (homeschool) mi educación básica y media-superior, ignoraba la existencia de esta tradición de los lunes, hasta que entre a la universidad y note este patrón.

 

Cada lunes durante cuatro años, frijoles rojos con arroz estaban en la lista del buffet de la cafetería de la Universidad. Todos los lunes. Y aunque no los comí cada semana, me encantaban.

 

Yo crecí en Gulfport, Mississippi – a una hora al este de Nueva Orleans; después de terminar secundaria, preparatoria y dos años de universidad (junior collage), fui a la Universidad Estatal de Luisiana, y me mudé a Baton Rouge – a una hora al oeste de Nueva Orleans.

 

He pasado mucho tiempo en el famoso mundo de Nueva Orleans. Trabajando como músico, – cantando en las populares calles de Frenchmen y Bourbon. También como fotógrafo, capturando la belleza única de la ciudad, y explorando las opciones que la misma ofrece.

 

Es como si Nueva Orleáns tuviera un imán que me atrae hacia ella y sus excentricidades, su música, y especialmente, su comida.

 

Así que mientras estábamos en el pasillo de la tienda entre el arroz y los frijoles rojos, le dije a Joha: “¿Quieres hacer frijoles rojos y arroz?”

 

“¡Sí, hay que hacer eso!”. – Respondió.

 

Sólo había cocinado el plato una vez, y aprendí mucho de esa primera experiencia. Pero estaba decidido a hacer una buena olla y mostrarle a Joha la base de los sabores criollos (creole) que he aprendido a lo largo de los años. Cosas básicas, como el término “trinidad” (que es cebolla, pimiento y apio), así como lo que conforma un “roux” decente (la base de salsa bechamel), y qué especias llevan la mayoría de los “condimentos Cajun” (sal, pimienta negra, cebolla en polvo, ajo en polvo, pimienta de cayena (chile de árbol molido), en diferentes porciones, aumentando o disminuyendo ingredientes al gusto).

 

Para muchos, en el Sur de Estados Unidos, este platillo les recuerda su infancia. Pero a mí (que realmente no crecí en medio de la cultura de frijoles rojos y arroz de los lunes, sino hasta que supe de ella hasta que ya era joven adulto), me recuerda a la música – en particular, el jazz.

 

Recuerdo cuando fui a un estudio de grabación el año pasado, en donde grabamos las pistas vocales para el próximo álbum de la banda de unos amigos.

 

El estudio era como Nueva Orleans. Era pequeño, parecía que alguna vez fue la casa de alguien; tenia montones de historia pegada en las paredes, contada a través de fotos y arte; estaba lleno de música, con instrumentos en todas partes, e incluso plasmado en el arte alrededor del estudio.

 

Cante la canción que inicialmente era mi participación en el álbum, y empezamos a jugar grabando vocales para otras canciones. Pasamos un buen tiempo escuchando partes del nuevo álbum que aun estaba en proceso.

 

Después de eso, salí del lugar y maneje unas cuantas cuadras, hasta donde hay un sitio de comida del que se dice que tiene el mejor pollo frito de Estados Unidos: Willie Mae’s Scotch House. Pedí el pollo con la guarnición de frijoles rojos y arroz, y fue increíble.

 

Los frijoles rojos también me recuerdan el jazz, por la manera en que se cocinan – Cada ingrediente tiene un sabor diferente. A algunos les gustan dulces, a otros les gustan picantes. A mí, depende de mi estado de ánimo mientras estoy cocinando.

 

Esta es otra de esas recetas que tienen miles de variantes, por lo que recomiendo revisarla y tratar de hacerla, pero diferente.

 

¡Haz tuya esta receta y diviértete. Buen provecho!

 

 

 

Frijoles rojos con arroz estilo Nueva Orleans

 

 

INGREDIENTES

 

 

1 Libra de frijoles rojos (aprox. 1/2 kg)

 

1 Hueso de jamón

 

1 Cucharada de manteca (use grasa que suelta el tocino, manteca de cerdo, aceite, etc.)

 

4 Cucharadas de mantequilla

 

1 Cebolla blanca picada

 

1 Pimiento (Pimentón), picado

 

3 Tallos de apio, picados

 

3 Dientes de ajo picados

 

Agua cuando sea necesario

 

1 Litro de caldo de pollo

 

1 Cucharada de sal

 

1 Cucharadita de pimienta negra molida

 

1 Cucharadita de ajo en polvo

 

1 Cucharadita de cebolla en polvo

 

½ Cucharadita de Pimienta Cayena (Chile de árbol molido)

 

1 Cucharadita de tomillo seco y molido

 

½ Taza de perejil fresco picado

 

2 Hojas de laurel

 

1 Paquete de Salchicha (de preferencia Andouille)

 

 

 

Enjuague los frijoles y deje que se remojen en un recipiente con agua que los cubra durante la noche. Deje remojando los frijoles por lo menos 10 horas.

 

Caliente la grasa a fuego medio en una olla grande (si planea usar una olla de cocción lenta para los frijoles rojos, fría los ingredientes en un sartén grande en lugar de una olla). Sofría el ajo, las cebollas, los pimientos, el apio y una pizca de sal y pimienta, cuando la cebolla empiece a tornar traslucida, agregue el hueso de jamón. Agregue la mantequilla y deje que la mezcla se cocine hasta obtener un color dorado.

 

(Si desea agregar hierbas que no se encuentren en la lista de ingredientes, añádalas a esta mezcla). Yo sume albahaca fresca aquí en el pasado u otras hierbas que estaban creciendo en mi jardín.

 

Una vez la mezcla torne dorada, añadir el caldo de pollo, sal, pimienta, ajo en polvo, cebolla en polvo, pimienta de cayena, tomillo y perejil.

 

(Si está usando la olla de cocción lenta, transfiera todo a la olla en este momento)

 

Escurrir el agua de los frijoles rojos y añadir los frijoles en la mezcla que ahora es mayormente liquida. Revuelva y deje hervir (a menos que use olla de cocción lenta).

 

Añadir las hojas de laurel. Cubrir y dejar cocer a fuego medio-bajo durante 3 horas. Si está usando olla de cocción lenta, cubra y deje cocinar todo el día (6-8 horas).

 

Cuando quede alrededor de una hora para terminar de cocinarse, tomar un tenedor o una cuchara y aplastar la mitad de los frijoles rojos presionando contra alguna de las paredes de la olla. Esto le dará a la mezcla un estilo cremoso suave. Si usa olla de cocción lenta, saque la mitad de los frijoles, colocándolos en un tazón separado y aplaste con un tenedor. Una vez que la consistencia sea cremosa, vuelva a colocar en la olla.

 

Agregue la salchicha a la mezcla y continúe cocinando a fuego lento bajo.

 

(Añadir salsa picante o jalapeño si se desea un sabor picante)

 

 

* Pruebe constantemente, durante el proceso de cocción, y añada condimentos según lo desee.

 

** Si usa olla de cocción lenta, abstenerse de abrir mucho la olla una vez que haya empezado a cocinarse. Los profesionales afirman que cada vez que se abre la tapa de la olla, se pierden 30 minutos de tiempo de cocción.

 

Por separado, preparar arroz blanco.

 

Servir los frijoles rojos con arroz.